SEGURIDAD DEL HIDRÓGENO
Es importante recordar que el hidrógeno no es tóxico, ni contaminante, no mancha, no huele, y con la tecnología actual, su producción no perjudica al medioambiente.
Hay que tener en cuenta que, al igual que con otros combustibles como el gas natural o la gasolina, la seguridad es uno de los temas primordiales a tener en cuenta en el uso del hidrógeno. La seguridad debe ser considerada en todos los aspectos del ciclo energético del hidrógeno: producción, transporte, almacenamiento, distribución y utilización. Por ello es necesario disponer de normas, códigos y reglamentos técnicos relativos al uso del hidrógeno y las pilas de combustible.
Teniendo en cuenta las propiedades físicas del hidrógeno, se pueden ver algunas particularidades frente a otros combustibles desde el punto de vista de la seguridad:
-Debido a su baja densidad, el hidrógeno es extremadamente volátil, por lo que tiende a difundirse hacia arriba a gran velocidad.
Combustible seguro cuando se trabaja en espacios abiertos.
-El hidrógeno no es tóxico, por lo que en caso de que no haya combustión su riesgo para la salud humana se limita al desplazamiento del oxígeno en ciertas condiciones, frente a la toxicidad del resto de combustibles.
-En el caso del hidrógeno, el riesgo de una explosión es mucho menor que otros combustibles más habituales ya que es explosivo en concentraciones entre el 18,3% y el 59%.
-Las instalaciones de almacenamiento y distribución de hidrógeno se caracterizan por una correcta y segura protección para la detección de posibles fugas.
Se instalan en el exterior, para que una posible fuga de hidrógeno pueda escapar rápidamente a la atmósfera sin peligro. Si esto no es posible, la instalación o espacio cerrado que albergue dichos recipientes deben disponer en el techo de detectores de hidrógeno que avisen de una posible fuga o acumulación de hidrógeno indetectable con los sentidos
La idea equivocada de que el hidrógeno no es seguro y es explosivo está basada en ideas erróneas sobre la bomba de hidrógeno y en distintos accidentes que se han atribuido falsamente al hidrógeno, como la catástrofe del teledirigible Hindenburg.
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